Los comentarios de Gstättner - sábado 01
En la inauguración del Premio Bachmann se ha hablado varias veces de que los escritores son personas difíciles y desde siempre existe el cliché de que el escritor no tolera leyes por encima de él.
Resulta, por tanto, sorprendente que sí se encuentren todos los años escritores que se sometan a las reglas fundamentales civiles y mediáticas y que, por ejemplo, están dispuestos a efectuar lecturas a las 9.00 h de la mañana.
A las 9.00 h en bata y desayunando
A esas horas aún llevo la bata puesta (ya sólo por eso no podría participar en el Premio Bachmann) y estoy desayunando. Al menos, hoy he puesto la cadena de televisión 3sat y he podido ver y escuchar a Heike Geisler. Por cierto, el huevo que me he tomado para desayunar tenía aspecto de no estar pensando intensamente en nada. Así que sencillamente lo he abierto y me lo he comido.
Trato despreocupado de la palabra "rollo"
Apenas me había tomado el huevo no pensativo cuando la miembro del jurado Ursula März decía: "Todos nosotros sabemos que la soledad es un rollo..." Yo no lo sabía hasta hoy, pero me ha extrañado el trato despreocupado que una experta en crítica literaria tan renombrada ha dado a la palabra "rollo", y más aún su trato despreocupado de la palabra "nosotros".
Lectura rodeados de millones de mosquitos
Pero ahora, naturalmente, ya me encuentro en directo en el teatro de la ORF, dado que en unos instantes va a leer el autor suizo Pedro Lenz, de Berna. Este año en mayo realizamos juntos una lectura en Schaffhausen. En la barca de literatura nocturna sobre el Rin se encontraban, además del público que había pagado su entrada, también diez mil millones de mosquitos que mientras leíamos nos entraban a miles en la boca. En todas partes se encontraban en masas: en los vasos de los que pretendíamos beber, en las páginas de libros que queríamos leer. Cada vez que pasábamos de página, aniquilábamos sin querer un millar de ellos.
Viaje hecho forzosamente en tren
Aquel día Pedro se enteró de que estaba invitado al Premio Bachmann de este año y estaba consiguientemente entusiasmado. Berna se encuentra a una distancia de 999 km de Klagenfurt. A partir de una distancia de 1000 km el organizador habría asumido los costes del billete de avión, mala suerte.
Así pues, Pedro tuvo que coger el tren y en realidad quería hacer el trayecto por Venecia, pero no confiaba en que los trenes italianos fueran lo suficientemente puntuales, por lo que finalmente ha venido por Feldkirch, llegando a tiempo, de manera que ahora puedo desearle suerte personalmente. A fin de cuentas, los asesinos en masa de mosquitos tienen que estar unidos y en comparación con Schaffhausen, su actuación seguro que le resultará muy sencilla...
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